Body: | "Por Tanto, Lo Que Dios Juntó..."
El matrimonio es un arreglo inventado por nuestro Creador.
Después de la narración de la creación de la mujer por Dios para ser
compañera del hombre, las Escrituras exponen un decreto divino: "Por
tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y
serán una sola carne" (Gén. 2:24).
Jesús colocó énfasis en que cuando Dios instituyo el
primer matrimonio, lo designó para que fuera permanente. Uno de los más
grandes males en nuestra sociedad hoy día es que demasiados matrimonios
terminan en divorcio. El matrimonio no es apreciado correctamente, pero es
considerado como algo tan frívolo que puede ser terminado a voluntad.
Jesús enseñó que la relación matrimonial es mucho mas seria de lo que
muchos comprenden; que este no debe ser cortado. Su enseñanza más
extensiva sobre el tema se encuentra en Mateo 19:3-12, el pasaje sobre el
cual este artículo está basado.
Prohibido el Divorcio (vv.3-6)
Los Judíos le preguntaron a Jesús, "¿Es lícito al hombre
repudiar a su mujer por cualquier causa?" (v.3). Esta pregunta reflejó una
controversia entre los Judíos. Algunos pensaban que era permisible bajo la
ley de Moisés para un hombre divorciarse de su esposa por cualquier
razón, no importando cuan trivial era, mientras que otros pensaban que el
adulterio era la única cosa que hacía permisible el divorcio.
En Su respuesta, Jesús no entró en controversia sobre lo
que la ley de Moisés permitió. Mas bien, fue más allá de la ley de
Moisés, y les señaló la narración escritural de la institución de Dios
de la relación matrimonial (v.4-5), mostrando que Dios une al marido y a
la mujer de manera que son uno. Luego declara la obvia conclusión: "Por
tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" (v.6). Nadie sino Dios
tiene el derecho para romper la relación matrimonial. El divorcio es
contrario al principio; por tanto, ¡Jesús prohíbe el divorcio! Esta
verdad es corroborada por otros pasajes que enseñan que el matrimonio ata
al marido y a la mujer el uno al otro por todo el tiempo que ambos vivan
(Rom. 7:2-3; 1 Cor. 7:39).
Las Desviaciones del Plan Original No Son Toleradas Ya Mas (vv.7,8)
La respuesta de Jesús naturalmente provocó una segunda
pregunta: "¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y
repudiarla?" (v.7). Si el divorcio era incorrecto, ¿por qué era este una
parte de la ley de Moisés?
La respuesta de Jesús es encontrada en el versículo 8: "Por
la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras
mujeres; más al principio no fue así." Jesús de esta manera regresó al
principio, señalando que desde el principio, cuando Dios primero
instituyó la relación matrimonial, la designó para ser permanente. Las
instrucciones de la ley con respecto al divorcio en Deuteronomio 24 no
fueron dadas porque Dios deseaba el divorcio, porque no fue así. Esto fue
contrario a Sus intenciones originales para el matrimonio. Dios lo
permitió a causa de la dureza de sus corazones. El, por alguna razón,
vió acomodado un campo para la obstinación del hombre y la tolerancia del
divorcio. Sus instrucciones en Deuteronomio 24 fueron designadas para
regular el divorcio en cuanto a hacer lo mejor de una cosa mala.
La ley de Jesús, no obstante, regresó a las intenciones
originales de Dios con respecto al matrimonio. El plan original de Dios
fue: un hombre para una mujer de por vida. El permitió alguna desviación
de ese plan, tolerando el divorcio bajo la ley de Moisés. Otra desviación
de ese plan que El puso en su lugar fue el de la poligamia. Jesús, no
obstante, hizo claro que bajo Su ley, ninguna desviación de la intención
original de Dios sería tolerada.
El Adulterio
Si es de esta manera que el hombre no tiene derecho para
romper la relación del matrimonio, si es de esta manera que aquellos que
se casan están atados el uno al otro mientras vivan (Rom. 7:2-3), entonces
naturalmente se sigue que si uno se casa con una segunda persona mientras
la primera aún vive, su relación con la segunda persona es adúltera. Si
él está atado a una persona ciertamente no tiene derecho para vivir con
la segunda.
Esta es la conclusión a la cual estamos forzados, y Jesús
claramente declaró que este es el caso. Yendo de regreso a las intenciones
originales de Dios de que el matrimonio debe ser permanente y de que no
debe haber divorcio, Jesús condenó todo los matrimonios formados por
personas divorciadas como pecaminosos (con una excepción). Sus palabras
son claras: "Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por
causa de fornicación, y se casa con otra, adultera, y el que se casa con
la repudiada, adultera" (v.9).
La Regla General y la Excepción
La regla general expuesta por Jesús, en concordancia con la
intención original de Dios para el matrimonio, es que el matrimonio es
permanente; no debe haber divorcio; uno está atado a su esposa mientras
ambos vivan, de manera que si él se casa con una segunda persona mientras
su primera compañera vive, él es culpable de adulterio.
Jesús hizo una excepción a esa regla: Si uno repudia a su
esposa por causa de fornicación, él no lleva culpabilidad por el
divorcio, es liberado de su obligación contractual hacia su primera
esposa, y es libre para casarse con otra. Más será dicho acerca de la
excepción en un futuro artículo.
Los Discípulos Impresionados Con la Seriedad del Matrimonio (v.10)
La enseñanza de Jesús con respecto a la permanencia del
matrimonio muestra que la relación matrimonial es una cosa seria. Los
discípulos reconocieron esto hasta el grado de que la primera reacción de
ellos fue la de decir que para un hombre sería mejor no casarse que verse
implicado en una relación tan seria de la cual nunca podría lograr
salirse (v.10).
Si las personas fueran correctamente impresionadas con la
seriedad de la relación matrimonial, nunca formarían este de buena gana.
Serían extremadamente cuidadosos en la selección de un compañero y
tendrían la determinación de hacer la obra del matrimonio. Serían más
diligentes para resolver cualquier dificultad que surgiera en el
matrimonio, y nunca cruzaría por sus mentes el terminar el matrimonio a
causa de los problemas encontrados. Los abogados del divorcio tendrían que
encontrar otra forma de ganarse la vida.
La permanencia del matrimonio, la cual los discípulos
encontraron tan alarmante, es la misma cosa que hace a la gloriosa
relación lo que es. Cuando dos personas se comprometen debe ser verdad de
una para con la otra mientras vivan, tienen un sentido se seguridad; saben
que pueden depender el uno del otro. Usted sabe que si se enferma, su
cónyuge estará ahí; si se desfigura físicamente, su cónyuge estará
ahí; si se ve en problemas, su cónyuge estará ahí; sea en tiempos
buenos o malos, su cónyuge irá a través de ellos con usted. Esta es la
hermosura y gloria del matrimonio. ¡Cómo degradan los hombres esta
institución noble, y divinamente establecida cuando hacen de esta una
relación casual la cual se puede terminar en cualquier momento!
Por Johnny Stringer
(Traducido por Jaime Restrepo)
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