Body: | LA UNIDAD Y LA DISCIPLINA DE LA IGLESIA
Introducción
A. Para una disciplina efectiva, la unidad de la iglesia local es un deber,
porque "todo reino dividido contra sí mismo no permanece" (Mat. 12:25).
B. Por unidad se entiende, la unidad de los hijos de Dios por los cuales
Jesús oró diciendo que deberían "todos ser uno" así como El lo es con
Su Padre (Jn. 17:21). Por unidad se entiende, en el sentido que Pablo dijo
a los efesios: "con toda humildad y mansedumbre...en amor, solícitos en
guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz." (Ef. 4:1-3).
1. Esta unidad es posible para los santos que están con la disposición de
ser odiados por el mundo y a sufrir por el servicio a Dios y a Sus santos.
2. La unidad espiritual en la iglesia surge y se sustenta de la mutua
sujeción a la palabra de Dios, en vez de la unidad carnal del mundo, como
resultado de un dominio (generalmente jerárquico) de señores terrenales.
3. La unidad surge de nuestra voluntaria sumisión a nuestro Señor
celestial en cuyo servicio venimos a "sentir lo mismo, teniendo el mismo
amor, unánimes, sintiendo una misma cosa... no haciendo nada por contienda
o vanagloria, sino más bien, con humildad, estimando cada uno a los demás
como superiores (mejores) a uno mismo... esta mente también estuvo en
Cristo." (Fil. 2:2-5).
4. Este concepto de unidad es tan idealista que muchas personas no creen
que sea posible. Esto ya es pervertir la enseñanza bíblica al no dar el
debido reconocimiento a tal interpretación, pues no hay otra manera de
interpretar dichos textos, o ¿La hay?
5. El llamado a la unidad, no debe ser sustituido por una irresponsable
tolerancia de la imperfección. La tendencia, supuestamente madura, a "no
ver" el lado malo de las cosas, no contribuye a la unidad espiritual.
Sostener la idea de que la verdad está en "el derecho que cada uno tiene
de sostener su propia opinión", esta premisa es discutible más de lo
imaginable, y no contribuye en nada a la unidad, pues todo derecho no debe
ser usado inadecuadamente sino para edificación. El predominio de esta
clase de premisas es la causa por la que muchos están aprendiendo y no
pueden llegar al conocimiento de la verdad (2 Tim. 3:7).
6. No es posible conseguir el bien (unidad) por la avenida del mal, es
decir, por falsear el sentido bíblico de ésta (Rom. 3:8).
I. La Ley de Dios es la Fuente Absoluta de la Verdadera Unidad
A. Jesús ilustró esto al preguntarle un intérprete o doctor de la ley
cuál es el primer mandamiento, o el más grande. Jesucristo abordó el
tema de la unidad primeramente, la unidad en Dios (Mr. 12:29,30).
1. Hay sólo un Dios verdadero, ningún hombre debería dividir su
corazón, su alma, su mente y fuerzas en servir a otros dioses. La unidad
en Dios demanda una unidad en el interior del hombre mostrándose en una
entrega total a Él. Ningún hombre puede servir a dos señores. Servir
significa amar (Mat. 6:22). Intentar hacerlo es dividir el corazón y todo
corazón dividido no pertenece a Dios.
2. Dios es uno y todopoderoso. Su pueblo debe ser uno también y servirle
con un corazón y con todas las fuerzas. Note que en la unidad está
intrínseca la entrega piadosa y el trabajo responsable.
3. Dios es uno y Sus mandamientos son uno: EL AMOR. Dentro de este amor en
el cual se resumen sus mandamientos, no hay ninguna contradicción en
ellos. Los mandamientos de Dios están armoniosamente hechos de tal manera
que el cumplimiento de ellos no contraviene a ninguno de ellos.
4. El segundo mandamiento es como el primero, "amar a tu prójimo como a ti
mismo". Jesús indica que estos dos mandamientos (en uno) apuntan a la
unidad. Pues es un mandamiento en dos (Mr. 12:31). Este amor a Dios y al
prójimo producirá la verdadera unidad. Esta es la fórmula infalible
B. Debemos amar a Dios lo suficiente para hacer todos sus mandamientos (Jn.
14:15).
1. Debemos amar a nuestro prójimo (hermanos) lo suficiente para ayudarle a
hacer esos mandamientos que Dios ha mandado.
2. El amor que no conduce al uno y al otro a la obediencia a Dios no es
amor a Dios.
3. Fallar en esto es sumamente perjudicial para la iglesia, pues en vez de
evitar divisiones, éstas se arraigan más y más y habrá más daño que
bien entre los creyentes.
C. Toda idolatría es causa de división.
1. Cuando Pablo estuvo en Atenas había una inscripción que decía "Al
Dios no conocido" que provocó a Pablo afirmar que de un único Dios y de
Su Hijo Jesucristo se creó al hombre. Que de una sangre ha hecho todos los
linajes de la tierra y que el juicio vendrá sobre toda gente por una sola
ley (Hech. 17:21-31).
2. Pablo vigorosamente afirma que la unidad de Dios y Cristo son necesarias
para refutar la falsa idea de que cada persona tiene derecho a su propio
dios y a su propia religión. Estos dos temas son predominantes en las dos
epístolas de Pablo a los corintios:
a. La absoluta supremacía y suficiencia de un solo Señor Jesucristo.
b. La obediente unidad de los verdaderos creyentes en el cuerpo (iglesia)
del Señor Jesucristo.
c. Estos fueron los fundamentos en su argumentación para disciplinar a la
iglesia en Corinto. Pablo sabía que para la disciplina efectiva, una
iglesia debe amar a Cristo, respetar Su autoridad y estar en unidad como
hijos maduros de Dios.
d. De manera muy recurrente, al menos 38 veces, en las dos epístolas se
aborda directamente el tema. Por ejemplo: 1 Corintios 1:10; 2 Corintios
13:11-14. En estas ideas y sus similares hay una afinidad entre el concepto
del señorío de Cristo y la unidad de los creyentes a través de la
obediencia a Cristo. No había otros principios envolventes más
importantes.
3. Este es el concepto de la unidad que las iglesias necesitan en el
presente.
a. Las iglesias modernas se engañan ellas mismas con los conceptos de
pseudo-unidad promocionada por líderes de iglesias, los cuales han
olvidado que Jesucristo es su Señor y que los juzgará de acuerdo a Su ley
que es ley disciplinaria.
b. Ellos conocen lo que se dice en los capítulos 5 y 6 de 1 Corintios y en
Mateo 18. Pero no piensan que realmente sea un mandamiento válido como su
propio juicio. Por ignorar los mandamientos disciplinarios de Dios prueban
que ellos no creen realmente que Cristo es el Señor. Se cree que dicho
proceder puede "dañar la iglesia". De esta manera se piensa que la
pseudo-unidad con hermanos pecaminosos es más importante que la unidad
espiritual con Cristo como Señor. El peligro es tan grande que esta
pseudo-unidad puede estar aparentemente fundada en una "disciplina
correctiva", tratando de corregir a aquellos que abogan por una disciplina
fundada en principios bíblicos en vez de las reglas humanas. Lo
paradójico del asunto es, que se ha llegado al extremo de señalar como
indisciplina a la verdadera disciplina del Señor. En nombre de la
disciplina se disciplina la disciplina del Señor. Se llama inmadurez,
fanatismo y extremismo a la practica misma del amor en la obediencia a los
mandamientos de Cristo.
4. Muchas iglesias de nuestro tiempo están sumergidas en "la unidad de los
laodicenses". De las siete iglesias de Asia, los hermanos de Laodicea eran
los más unidos. Cinco de ellas estaban divididas por varias clases de
problemas. Pero los laodicenses descansaban en lo mullido de su unidad
diciendo "no tenemos necesidad de nada" (Apoc. 3:17). Sin embargo, el
Señor los reprendió muy duramente con más severidad que las otras
iglesias porque su pseudo-unidad se basaba en el materialismo y la
indisciplina. En vez de guardar "la unidad del Espíritu" ellos estuvieron
dormidos en una pecaminosa unidad sin el Espíritu. El Señor había
alabado a otras iglesias aun con sus imperfecciones, pero ésta, por haber
rechazado la disciplina correctiva se había desunido de Cristo mismo, y en
esto, Él no los alaba, en nada.
a. Él alabó a los efesios por resistir disciplinariamente a los falsos
apóstoles (Apoc. 2.2).
b. Él alabó a los de Esmirna por su disposición a sufrir antes que negar
la fe.. (Apoc. 2:9)
c. Él alabó a los de Pérgamo por su fidelidad en contraste con los
profetas de Balaam (Apoc. 2:13,14).
d. Él alabó a los de Tiatira por su crecimiento en contraste con las
fornicaciones de Jezabel (Apoc. 2:24).
e. Él alabó a "los pocos" en Sardis los cuales no se murieron como los
demás que vinieron a tener sólo el nombre de que estaban vivos (Apoc.
3:1.4).
f. Él alabó a los de Filadelfia por resistir a los mentirosos que
proclamaron ser judíos pero no lo eran (Apoc. 3:7-9). El Señor alabó a
todos los que se atrevieron a disciplinar. Él alabó a todos los que
tuvieron fe para establecer la desunión con el pecado, aunque les faltaba
tomar una posición más definida y correctiva, la cual es esencial para la
verdadera unidad con Cristo.
g. El Señor no alabó a los laodicenses porque habían dicho, "no tenemos
necesidad de nada".
5. Bajo esta pseudo-unidad como los laodicenses, las iglesias modernas
miden la unidad como "el sentirse bien", "sin problemas", "tranquilos".
Satisfechos con las estadísticas de las reuniones, conformándose con
números y no en la cualidad espiritual de los asistentes. Midiendo la
contribución económica pero no la generosidad. Satisfaciéndose ellos
mismos por los pequeños (se pueden pensar hasta seguros ???) logros
alcanzados, comparándose con ellos mismos (2 Cor. 10:12.). Llenando su
propia medida y olvidándose de la medida del Señor. Por ejemplo:
a. Si el número de asistencia se compara favorablemente con los datos de
asistencia pasados, se tiende a pensar que hay crecimiento cuando realmente
no tienen preocupación de las almas que no están asistiendo. Después de
todo, si el número de asistencia es bueno para qué preocuparse de las
almas perdidas de los hermanos ausentes y desatendidos.
b. De esta manera, se tiene un sistema de membresía rotativo, en que el
interés es mantener un número de asistencia de personas en el edificio
dentro de lo "normal".
c. Advertir de las falsas doctrinas. Condenar el pecado. Pueden ser
enseñanzas censuradas en las iglesias que quieren una unidad de pura
camaradería o relación amistosa. La realidad es que la cualidad
espiritual de los que asisten no se afectará cuando se condene lo que Dios
condena. No se debe pensar que una iglesia fiel se desanimará porque sus
dirigentes mantengan una lucha frontal contra el pecado.
d. Es muy peligroso cuando el predicador no se atreve a ofender el
creciente número de fornicarios, adúlteros (los cuales encuentran refugio
muy cómodamente en doctrinas erróneas del matrimonio-divorcio y nuevas
nupcias), mentirosos, codiciosos, avaros, borrachos, blasfemos, etc. Esta
tolerancia, en nombre de la unidad, está erosionando la línea de
diferencia entre el mundo y la iglesia. A los inconversos les resultara muy
duro distinguir entre "santos y pecadores". El poder persuasivo de los
creyentes para convencer a los inconversos a una vida en santidad, separada
del pecado, será infructuoso.
e. La iglesia en Laodicea, no sólo ha practicado la unidad entre ellos
sino también han practicado la unidad con el mundo. Cristo tiene su juicio
sobre ella y le dirá lo que realmente es: "desventurado, miserable, pobre,
ciego, desnudo,,, (Apoc. 3:17).
f. ESTA ES LA REALIDAD QUE NO SE QUIERE VER. Y SI ACASO SE VE, ES
DISIMULADAMENTE, Y NO SE ACEPTA CON LA SERIEDAD QUE ELLA REPRESENTA.
II. Condescendencia Para la Unidad
A. Un ejemplo de cuán pacientes deberían de ser los creyentes para lograr
la unidad es visto en la actitud (no egoísta ) de Pablo hacia los hermanos
romanos y también hacia los hermanos corintios los cuales estuvieron
similarmente divididos por las opiniones acerca de comer carne.
1. Hay que tomar en cuenta que algunos corintios se asociaron, comiendo
ciertas carnes, con la idolatría porque los animales habían sido
ritualísticamente dedicados a los ídolos antes de ser vendidos al
público.
2. Pablo no busca resolver el problema, prohibiendo a los cristianos,
incondicionalmente, el comer dicha carne. Él les enseña que el proceso
idolátrico, al cual fue sometida la carne, no la contamina. La carne sigue
inalterable, siendo carne.
3. El problema es resuelto de una mejor manera a través de la paciencia de
los hermanos fuertes asumiendo la responsabilidad de enseñar a los
hermanos débiles e ignorantes.
4. Por palabra y por hecho, Pablo les enseñó que podían comer dicha
carne, pero al hacerlo, ellos tenían la responsabilidad de considerar la
conciencia de los hermanos débiles. Comprender esta enseñanza de Pablo,
podría ser un tanto difícil para los débiles de conciencia. Es
indispensable mucha paciencia en los hermanos fuertes para comprender a los
hermanos débiles. Pablo lo dijo en 1 Corintios 8:9-13.
5. A simple vista es evidente la paciencia y la gentileza disciplinaria de
Pablo para llevar a cabo la enseñanza. Sin embargo, siempre se pueden
levantar muchos cuestionamientos espinosos en la manera de aplicar estos
principios en otras situaciones.
B. Pablo dijo que, "los fuertes debemos soportar las flaquezas de los
débiles" (Rom. 15:1).
1. ¿Significa esto que hay que someterse a las opiniones excéntricas de
unos pocos?
¿Contribuir a la edificación y a la unidad significa ceder a toda
exigencia?
2. Por ejemplo: unos pocos han insistido que una iglesia debería usar una
copa en el servicio de la cena del Señor. Esta proposición podría ser
divisiva. Para cultivar la condescendencia para la unidad no debe pensarse
que se logrará cediendo terreno a todas las exigencias. Muchas de las
exigencias se fundamentan en criterios humanos elevados con carácter de
mandamiento de Dios. Cuando la obediencia a tales criterios, son exigidos e
impuestos, de manera incuestionable y condicionante como un asunto de fe,
no es obligación ceder para mantener la unidad.
3. Y así es, cuando la iglesia asume una pseudo-condescendencia y se
somete a las opiniones de los débiles, que en muchos de los casos son
básicamente carnales, para evitar las divisiones, esto está demostrando
la ignorancia sobre esta materia.
4. ¡Cuán frágil es la unidad y la comunión fundada en la práctica de
las opiniones de los débiles! Muy fácilmente se quebrantan los vínculos
de la comunión si no se practica algún criterio impuesto por un
carnal-débil. Siempre existe el peligro inminente de la división a causa
de los carnales-débiles.
C. Es muy razonable pensar que la unidad se fundamenta en los principios
inalienables de la doctrina de Cristo, los cuales no pueden, fácilmente,
echarse por la borda, solamente por no cumplir las exigencias... [Un
ejemplo de este principio se ve en el pequeño desacuerdo que existía en
la iglesia de Filipos (Filipenses 4:2) -JTF.] Seguramente, esta pequeña
desunión podía pasar desapercibida por algún predicador, como nosotros,
pero Pablo, no lo ignoró. Veamos...
1. Primeramente, él los alabó por la armonía, amor y unidad que ya
tenían.
2. Él oró para que "su amor abundará más y más en conocimiento y en
todo juicio (1:3-9).
3. Él los amonestó a "sentir lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes,
sintiendo una misma cosa" (2:2).
4. Note que Pablo juntó la unidad de la mente y la unidad de juicio para
la iglesia entera. Esto indica que ellos podrían disciplinarse ellos
mismos al "pensar de la misma manera" como un resultado de abundar "más y
más en el conocimiento". Por esto se infiere que cuanto más conozcamos
acerca de Cristo más contributivos seremos a la unidad.
5. Pero, el planteamiento general para la unidad no fue suficiente. Pablo
hizo un específico y personal planteamiento, "Ruego a Evodia y a
Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor" (4:2).
6. Reiterando, la llave para la unidad está en tener una misma mente
juntamente con otra persona clave, esta persona es el SEÑOR JESÚS. La
exhortación es , "sean de una misma mente en el Señor", esto significa
que, sean unidos estando unidos al Señor.
7. La verdadera sumisión al planteamiento bíblico puede ser contrariado
por las fórmulas humanas de "no ver el mal", ser tolerantes y
comprometerse con el modernismo de "estar de acuerdo en el desacuerdo".
Algunos asumen que la unidad debe conservarse, a pesar de los desacuerdos
doctrinales y pecados que hayan, no hay que romper la unidad. Esto suena
como que la unidad del Espíritu no es alterada por el pecado y descansa
sólo en acuerdos humanos.
8. Note que la fórmula de unidad de Pablo no demandó una especial
táctica para no dañar los sentimientos de las hermanas contendientes. Él
las identificó por nombre. Esto indica que puede ser sabio, algunas veces,
el ser personal, directo y en público para la disciplina (no hay duda que
puede haber excepción a la regla general del tratamiento privado).
Seguramente, el desacuerdo entre Evodia y Síntique ya era conocido por la
iglesia.
9. Dejando los detalles y sacando lección para nosotros, no deberíamos
ser supersensibles cuando alguien, sencillamente, nos encauce hacia la
corrección. Deberíamos de ser agradecidos, amables, corteses y mansos.
Por Eliseo Mirón Valle
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