Importa a Quién Debemos Oír
Muchos en este mundo no tienen cuidado de lo que oigan. Son fascinados fácilmente por palabras persuasivas de la humana sabiduría. Si alguna cosa les parece atractiva, la aceptan sin cuidado. Esto es muy peligroso. Así es que vamos a estudiar acerca de la necesidad de oír con cuidado. Dice Cristo en Mateo 11:15: "El que tiene oídos para oír, oiga". Hay que oír, pero conviene oír con cuidado. En primer lugar, vamos a notar que importa a quién debemos oír. Sí, importa mucho. El apóstol Juan nos dice en 1 Juan 4:1: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo". Si uno no prueba a todo maestro, podrá ser que esté escuchando a un profeta falso. Muchos de éstos andan en el mundo, dice Juan. Yo ilustro el punto de esta manera: ustedes ahora están leyendo mis palabras. ¿Deberían creerme en todo, sin examinar las Escrituras para ver si predico la verdad? ¡En ninguna manera! Les pido que me presenten atención, sí, pero al mismo tiempo les pido que me prueben con la Biblia abierta. Si yo fuera un maestro falso, no insistirían en que lo hicieran , sino que me creyeran plenamente por ser quien soy. Muchas veces aparece alguien ante el público, con grandes y presuntuosos títulos eclesiásticos, que los hombres mismos han inventado, y luego espero éste que el público le crea en todo por ser lo que pretende ser. Seguramente es un falso maestro. La pregunta importante, pues es ésta: ¿a quién debemos oír? Las Escrituras nos enseñan a oír a Cristo. En Mateo 17:5 leemos de "...una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oid". Hebreos 1:1,2, dice que "Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos primeros días nos ha hablado por el Hijo..." Dios ahora nos habla por Su Hijo, Cristo Jesús. "Pero," dice alguien, "cómo podemos oirle a Cristo ahora, ya que no existe en la tierra?" Bueno, antes de salir de esta tierra, Cristo comisionó a doce apóstoles a ir por todo el mundo a predicar el evangelio, guiados del Espíritu Santo en sus predicaciones. Les dijo Cristo: "pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (Hechos 1:8). Salieron estos apóstoles, guiados por el Espíritu Santo, a predicar el evangelio, registrándolo también en sus escrituras. Tenemos hasta la fecha esas Escrituras inspiradas en el Nuevo Testamento. Al oír lo que los apóstoles dicen por sus escrituras, a Cristo estamos oyendo. Siendo el caso así, ¿qué de los muchos que oyen a otros? En lugar de oír a Cristo por Sus apóstoles, muchos oyen más bien a José Smith por las supuestas revelaciones de él que tienen los mormones. Otros oyen a la profetisa, la señora White. Por eso son sabatistas. Otros oyen a la llamada profetisa, la señora Eddy, de la llamada Ciencia Cristiana. Hay otros que oyen a Moisés y a los profetas del Antiguo Testamento, y por lo tanto practican cosas del Antiguo Testamento, el cual Cristo quitó en Su muerte en la cruz [ Col. 2:14] . Hay quienes oyen a catecismos y a manuales y a artículos de fe, compuestas todas estas cosas por hombres, y no por Dios. Sí, mis amigos, importa a quién debemos oír.
Por Bill H. Reeves |